Aspado
giratorio que del techo pendes,
que giras
sin cesar para refrescar mi entorno.
te pareces
tanto a mí,
Yo giro sin
rumbo
y siempre
llego al mismo sitio,
encuentro
siempre los mismos lugares,
las mismas
personas,
las mismas
preguntas
y las
mismas respuestas.
En cambio
tú,
giras sin
preocupación alguna,
sin
preguntas,
sin
respuestas,
sin afanes.
no te
importa el inicio,
no te
importa el destino,
no te
preocupa la meta.
En cambio
yo,
dudo salir
al hacer mis vueltas,
y pienso
mucho,
los celos
de mi mujer,
la mirada
lánguida de mi vecina,
el odio
reprimido de su marido,
el qué
dirán los amigos,
qué
murmurarán los enemigos,
qué pensará
el tendero,
Mi querido
aspado,
un día de
estos me igualo a ti,
acabaré con
mis preocupaciones,
a todo el
mundo mandaré a la mierda
y giraré
libre por un momento,
para luego
quedar inerte
igual a ti,
me colgaré
del techo.
Diógenes Armando Pino Ávila
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