(A mis compañeras de estudio en alguna remota clase aburridora)
ALIX
Pequeñuela que muchas veces lloró
así, de repente sus
juveniles
problemas, pequeña de
ojos de color
negro, en soñadores,
moceriles.
Eras la más pequeña, la
que más jugó,
la más pequeña y con
menos abriles,
la compañerita que me
contó
todos sus problemas,
problemas miles.
Eras inquieta, de curioso
encanto
y agresiva como una brava avispa
¿por qué será que te
recuerdo tanto?
¿Será porque me precedía
en la lista
o porque usabas unos
grandes zancos
por zapatos cuando
estabas de pinta?
Elsa
Eres
hermosa, belleza de ébano,
nariz respingona, pelos
crespos,
negrita preciosa, ojos de
arcano,
tienes
encanto por todo tu cuerpo.
Por ti bien podría amputarse la mano
cualquier manco que
también fuese tuerto,
para así acariciar— con
insano
y lascivo pensamiento— tu
cuerpo.
Aunque después maldiga su
suerte
—con los ojos llorosos—
en vano,
al ver que no pueda mujer poseerte
y ni siquiera en sus
manos tenerte
y desee mil veces la muerte
ya que le falta su par de
manos.
Marta
Tu cuerpo esbelto y de
una fragilidad
de vistosa y bella mariposa
me causaba grande perplejidad
todo él,
más unas diminutas cosas...
Que adornan tu pecho,
como rosas
de la naturaleza, complejidad
de tu anatomía, cosa
pasmosa,
tus pequeños senos y su
erectilidad.
Te recuerdo por mil
detalles, mil,
por tu cuerpo hermoso,
por tu bella voz,
por tu inteligencia despierta y precoz.
Por tu cara de diosa, tus labios carmín
y más que todo, cuando me
decías adiós
con tu voz de niña ¡Adiós
Pinolín!.
Patricia
Eres hermosa, si señor...
¡si señor!
y es tal tu luciferina
belleza
que al mirarte quedo de una pieza
y
me da por dentro, no sé qué comezón.
Tu tienes escultural armazón
hecha con trazos de
gracia y limpieza.
Quien te hizo, puso el corazón
al planearte, exquisita
princesa.
Tienes un talle -de Venus- torneado
y unos senos redondos,
erectos.
Más de uno quisiera estar abrazado
Hipnotizado por tus embelesos
aunque muriera ahí carbonizado
¡por la eléctrica
descarga de tus besos!
Rosario
Ojos enormes de ingenuo
mirar,
adornan tu cara de
princesa,
como un regalo de la
naturaleza,
para a más de uno poder
hechizar.
Tienes el encanto de
vampiresa,
con muchas curvas tu
cuerpo escultural
rellenita toda, una linda pieza
—medicina recetada para
mi mal—
Allá en el teatro te cortejaba
con mis piropos con mi
galantear
pero tu ingenua no me parabas
miente, pues tu malamente
pensabas
que un abismo a los dos
nos separaba
—y de mis cortejos, una
locura más.
Voluptuosidad
Armoniosas curvas
sinuosidades
de
su hermosa y delicada figura,
se
marcan bajo el ceñido traje
de ésta provocativa
criatura
De andar grácil, bella
entre las beldades.
¿Quién pudiera acariciar las estructuras
cimbreantes que cubre los
encajes
de su traje —fachada de
su arquitectura?
Cómo deseo alzarme por
las escaleras
torneadas de sus sensuales muslos,
y llegar a su pubis a la
carrera...
Llegar a sus senos, su
boca de breva,
asomarme a sus ojos, ver
otros mundos,
bajar a su pubis ¡Qué
ventolera!
Autor; Diógenes Armando Pino Ávila