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domingo, 10 de julio de 2016

Evadiendo la misteriosa puerta del olvido (Entrega 5)

Plus ultra

Con voz aguda y disonante
habla ex cáthedra a los paisanos
con una verborrea desbordante
predica sobre lo divino y lo humano.

Es que este ínclito pedante
que menosprecia a sus hermanos
cree que es el único pensante
y que a todos nos tiene entre sus manos.

Y en las parrandas que él dispone
donde liba alcohol en compañía
de una cohorte de adulones

que aceptan su argumento sin porfía
mientras emite a raudos borbotones
ecléctica bazofia, o clásica porquería.
¿Sin besos?
Sin besos no hay amor sincero
no lo olvides nunca vida mía,
pues un beso te eleva al cielo
con sensación de agradables agonías.

Pero tu crees amarme por momentos
sin la cálida caricia de tus besos
no te engañes mujer, sin embelesos
el amor deja de ser amor. ¡Es tormento!

Que creas amarme, es otra cosa
y tu error -aunque duela- lo acepto
pero no trates de engañarme moza,
que el amor sin besos no comprendo.

¿Amor sin besos?... ¿Eso a qué sabe?
no me digas -corazón de acero-
 eso debe ser como comer hielo
¡Válgame Dios... hielo y casabe!

Pero acepto el reto y el desplante
a jugar al amor, no me acobardo
 pues, he de darte un amargo caldo
hecho con tu propio chocolate.


Soy
Soy tamalamequero de pura cepa
un soñador triste y desesperado
un estudiante pobre, un poeta
que despierto sueña que ha soñado.
Soy un enamorado de los imposibles
un apasionado, un triste bohemio,
un poeta joven -cosa risible-
que no gusta medir los versos.

Soy de estatura un poco alto
de cuerpo enjuto y desgarbado,
soy como un niño que salto y salto
y soy como un viejo desaliñado.

Son veinte abriles que llevo vivido
-con pocos goces, muchos sufrimientos
-con una vida de turbulento
joven,  pero... muy aburrido.

Soy un estudiante que nunca estudia
-aunque parezca absurda la paradoja-
pues soy alumno que nunca preludia
si no que hago lo que se me antoja.

No soy bonito, ni quiero serlo,
soy un poco feo pero no espanto,
un hombre pacifico, a veces fiero
pero a las mujeres así les encanto.

Soy costeño de morena tez
de ojos grandes pero tristes
soy jorobado como un gran tres
un manso pájaro comiendo alpiste.

De lo autóctono de nuestros cantos
ante nadie ni por nada me querello
pues me enloquecen los sones bellos
de la negra cumbia y el vallenato.


Última voluntad
Cuando ya llegue mi fatal
tenebrosa y fría hora postrera
dejadme tranquilo sin altar
ni discursos... ¡por mi abuela!

Ni regio mármol ni mausoleo
 que aquí acaba mi carnaval humano
y como todos mi esqueleto será feo,
cuando pútrido lo habiten los gusanos.

Ni responsos, ni cantos gregorianos,
ni pompa fúnebre, ni luctuosos ornatos,
sólo quiero que canten mis paisanos
muchas tamboras y poco vallenatos

En mi casa que no llore nadie
que se tome mi muerte en broma
en vez de rezos, que se baile y baile
¡eso sí... guachernas y tamboras!

Otra cosa, dejen tranquilo mi nombre
sin biografías, ni honores póstumos,
quiero tan solo de la muerte la cumbre
y de la tierra un hoyo bien hondo.

Apiádense de mi, queridos coterráneos
no me hagan ninguna cámara ardiente
déjenme tan solo -en mi edificio subterráneo-
unos cigarrillos y un poco de aguardiente.

Para hacer menos tediosa la espera
y más agradable mi viaje final
y ebrio a San Pedro decir: ¡Que jartera!
y a los muertos decirles: ¡Hola que tal!.


Reinado de la belleza

Llegó la fiesta... la fiesta de Cartagena
el pueblo que sufre baila
en la playa sobre la arena,
el pueblo que sufre baila
en la caseta y la verbena.

Llegó la fiesta... la fiesta de Cartagena,
el pueblo baila sin tristezas
olvidando todas sus penas
aplauden a las reinas de belleza
y camuflan todas sus penas.

Llegó la fiesta... la fiesta de Cartagena,
los niños semidesnudos
alegran la colonial calleja,
los adultos sobre los muros
ven pasar a las reinas.

Llegó la fiesta... la fiesta de Cartagena,
el pueblo con hambre goza
disfrazando sus largas penas
el pueblo explotado goza
y esconde sus lagrimas eternas.


Emigración

Tránsfuga de toda estirpe
retorna por estos lares
rumiando los pesares
de este, mi pueblo triste.

Renegando del mosquito
del calor y la pobreza,
buscando pueblo más bonito
abandonaron con presteza

al villorrio que sin reparo
le cubrió sus desnudeces,
les dio cobijo y amparo

y suplió sus estrecheces,
pero ellos con desparpajo
insultaron con creces.

Inmigración

Pero Dios que no perdona,
a quien al padre ultraja,
les quiso jugar la broma
del retorno sin rebaja.

Y con el petate en el sobaco
van apareciendo en tropel
buscando el espaldarazo
que les ayude a mal comer.

Y sin vergüenza ninguna
se pelean la burocracia,
y disciernen en tribuna

con elocuencia batracia,
exponiendo ideas sesudas
con que salvan a la patria.

Ancestros

Entre liencillo y popelina,
tafetán y seda gránate
y una ignorancia supina
de la lengua de Cervantes.

Llegó el bisabuelo turco
con su hablar enrevesado
negociando sus productos
a esta tierra del pescado.

Dando a mi pueblo lustre
con su descendencia grande
de cachibacheros ilustres

donde resalta el talante
que a su biznieto nutre,
Ahora que es nuestro alcalde.

El cambio

Escondiendo su ignorancia
detrás de un trato ríspido
a los nativos con arrogancia
despacha con dejo insípido.

Insulta desde el despacho
a su mansa e ilota grey
la que sale con empacho
ofendida con la Ley.

El populacho está que arde
y la ira los atrapa
pues se dieron cuenta tarde,

que cayeron en la trampa
y en vez de elegir alcalde,
erigieron un airado sátrapa.




Ediles

Lo más granado de la fauna nativa
está representada en los ediles
de mi pueblo, casta escogida
para manejar los asuntos civiles.

Ventilan problemas miles
exigiendo su tenaz mordida,
—Por ejemplo cuando eligen—
¡Personeros a su medida!

Y a la oposición -que causa estorbo
-La excluyen del pastel sin disimulo,
como premio reciben jugoso sorbo

presupuestal. Y estoy seguro
Ejercerán per saecula saeculorum
¡Su indeclinable profesión de lameculos!

Eiusdem farinae

Megafonea y dice disparates
El peluquero -o mejor- el estilista,
que es amigo intimo del alcalde
y a la oposición desacredita.

En campaña es orador y despotrica
del contrario, con sádica altanería,
y la máxima autoridad acolita
sus desplantes -y también su sodomía-

Recibe emolumentos del erario,
sin tener oficio conocido
nadie sabe por qué cobra salario

Pero se presume -hay un cocido-
es algo raro, obscuro y estrafalario

en que los dos andan metidos.

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