Plus ultra
Con voz aguda y disonante
habla ex cáthedra a los paisanos
con una verborrea desbordante
predica sobre lo divino y lo humano.
Es que este ínclito pedante
que menosprecia a sus hermanos
cree que es el único pensante
Y en las parrandas que él dispone
donde liba alcohol en compañía
de una cohorte de adulones
que aceptan su argumento sin porfía
mientras emite a raudos borbotones
ecléctica bazofia, o clásica porquería.
¿Sin besos?
Sin
besos no hay amor sincero
no
lo olvides nunca vida mía,
pues
un beso te eleva al cielo
con
sensación de agradables agonías.
Pero
tu crees amarme por momentos
sin
la cálida caricia de tus besos
no
te engañes mujer, sin embelesos
el
amor deja de ser amor. ¡Es tormento!
Que
creas amarme, es otra cosa
y
tu error -aunque duela- lo acepto
pero
no trates de engañarme moza,
que
el amor sin besos no comprendo.
¿Amor
sin besos?... ¿Eso a qué sabe?
no
me digas -corazón de acero-
eso debe ser como comer hielo
¡Válgame
Dios... hielo y casabe!
Pero
acepto el reto y el desplante
a
jugar al amor, no me acobardo
pues, he de darte un amargo caldo
hecho
con tu propio chocolate.
Soy
Soy tamalamequero de pura cepa
un
soñador triste y desesperado
un
estudiante pobre, un poeta
que
despierto sueña que ha soñado.
Soy
un enamorado de los imposibles
un
apasionado, un triste bohemio,
un
poeta joven -cosa risible-
que
no gusta medir los versos.
Soy
de estatura un poco alto
de
cuerpo enjuto y desgarbado,
soy
como un niño que salto y salto
y
soy como un viejo desaliñado.
Son
veinte abriles que llevo vivido
-con
pocos goces, muchos sufrimientos
-con
una vida de turbulento
joven,
pero... muy aburrido.
Soy
un estudiante que nunca estudia
-aunque
parezca absurda la paradoja-
pues
soy alumno que nunca preludia
si
no que hago lo que se me antoja.
No
soy bonito, ni quiero serlo,
soy
un poco feo pero no espanto,
un
hombre pacifico, a veces fiero
pero
a las mujeres así les encanto.
Soy
costeño de morena tez
de
ojos grandes pero tristes
soy
jorobado como un gran tres
un
manso pájaro comiendo alpiste.
De
lo autóctono de nuestros cantos
ante
nadie ni por nada me querello
pues
me enloquecen los sones bellos
de
la negra cumbia y el vallenato.
Última voluntad
Cuando
ya llegue mi fatal
tenebrosa
y fría hora postrera
dejadme
tranquilo sin altar
ni
discursos... ¡por mi abuela!
Ni
regio mármol ni mausoleo
que aquí acaba mi carnaval humano
y
como todos mi esqueleto será feo,
cuando
pútrido lo habiten los gusanos.
Ni
responsos, ni cantos gregorianos,
ni
pompa fúnebre, ni luctuosos ornatos,
sólo
quiero que canten mis paisanos
muchas
tamboras y poco vallenatos
En
mi casa que no llore nadie
que
se tome mi muerte en broma
en
vez de rezos, que se baile y baile
¡eso
sí... guachernas y tamboras!
Otra
cosa, dejen tranquilo mi nombre
sin
biografías, ni honores póstumos,
quiero
tan solo de la muerte la cumbre
y
de la tierra un hoyo bien hondo.
Apiádense
de mi, queridos coterráneos
no
me hagan ninguna cámara ardiente
déjenme
tan solo -en mi edificio subterráneo-
unos
cigarrillos y un poco de aguardiente.
Para
hacer menos tediosa la espera
y
más agradable mi viaje final
y
ebrio a San Pedro decir: ¡Que jartera!
y a
los muertos decirles: ¡Hola que tal!.
Reinado de la belleza
Llegó
la fiesta... la fiesta de Cartagena
el
pueblo que sufre baila
en
la playa sobre la arena,
el
pueblo que sufre baila
en
la caseta y la verbena.
Llegó
la fiesta... la fiesta de Cartagena,
el
pueblo baila sin tristezas
olvidando
todas sus penas
aplauden
a las reinas de belleza
y
camuflan todas sus penas.
Llegó
la fiesta... la fiesta de Cartagena,
los
niños semidesnudos
alegran
la colonial calleja,
los
adultos sobre los muros
ven
pasar a las reinas.
Llegó
la fiesta... la fiesta de Cartagena,
el
pueblo con hambre goza
disfrazando
sus largas penas
el
pueblo explotado goza
y
esconde sus lagrimas eternas.
Emigración
Tránsfuga
de toda estirpe
retorna
por estos lares
rumiando
los pesares
de
este, mi pueblo triste.
Renegando
del mosquito
del
calor y la pobreza,
buscando
pueblo más bonito
abandonaron
con presteza
al
villorrio que sin reparo
le
cubrió sus desnudeces,
les
dio cobijo y amparo
y
suplió sus estrecheces,
pero
ellos con desparpajo
insultaron
con creces.
Inmigración
Pero
Dios que no perdona,
a
quien al padre ultraja,
les
quiso jugar la broma
del
retorno sin rebaja.
Y con
el petate en el sobaco
van
apareciendo en tropel
buscando
el espaldarazo
que
les ayude a mal comer.
Y sin
vergüenza ninguna
se
pelean la burocracia,
y disciernen
en tribuna
con
elocuencia batracia,
exponiendo
ideas sesudas
con
que salvan a la patria.
Ancestros
Entre
liencillo y popelina,
tafetán
y seda gránate
y
una ignorancia supina
de
la lengua de Cervantes.
Llegó
el bisabuelo turco
con
su hablar enrevesado
negociando
sus productos
a
esta tierra del pescado.
Dando
a mi pueblo lustre
con
su descendencia grande
de
cachibacheros ilustres
donde
resalta el talante
que
a su biznieto nutre,
Ahora
que es nuestro alcalde.
El cambio
Escondiendo
su ignorancia
detrás
de un trato ríspido
a
los nativos con arrogancia
despacha
con dejo insípido.
Insulta
desde el despacho
a
su mansa e ilota grey
la
que sale con empacho
ofendida
con la Ley.
El
populacho está que arde
y
la ira los atrapa
pues
se dieron cuenta tarde,
que
cayeron en la trampa
y
en vez de elegir alcalde,
erigieron
un airado sátrapa.
Ediles
Lo
más granado de la fauna nativa
está
representada en los ediles
de
mi pueblo, casta escogida
para
manejar los asuntos civiles.
Ventilan
problemas miles
exigiendo
su tenaz mordida,
—Por
ejemplo cuando eligen—
¡Personeros
a su medida!
Y a
la oposición -que causa estorbo
-La
excluyen del pastel sin disimulo,
como
premio reciben jugoso sorbo
presupuestal.
Y estoy seguro
Ejercerán
per saecula saeculorum
¡Su
indeclinable profesión de lameculos!
Eiusdem farinae
Megafonea
y dice disparates
El
peluquero -o mejor- el estilista,
que
es amigo intimo del alcalde
y a
la oposición desacredita.
En
campaña es orador y despotrica
del
contrario, con sádica altanería,
y la
máxima autoridad acolita
sus
desplantes -y también su sodomía-
Recibe
emolumentos del erario,
sin
tener oficio conocido
nadie
sabe por qué cobra salario
Pero
se presume -hay un cocido-
es
algo raro, obscuro y estrafalario
en
que los dos andan metidos.
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